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3 de septiembre de 2009

Vivimos como si fuera una prueba o como algo realmente irrepetible?

Cada minuto, cada instante es realmente irrepetible, sin embargo a veces pareciera que vivimos nuestra vida como si estuviéramos probando algo y que luego de corregir las cosas pudiéramos volver a repetirla. Nuestra atención está dispersa y la falta de sensibilidad nos torna rígidos, inflexibles e intolerantes. No percibimos la urgencia de vivir de fluir intensamente. Sólo a medida que pasan los años y nos acercamos inexorablemente al final, valoramos las cosas simples y sencillas pero resulta que aquellos que deberían recibir estas perlas no están interesados, por que, así como nosotros vivimos sin considerar el final, así la mayoría de los jóvenes viven la vida como una prueba más.
¿Cómo integrar entonces todo esto, cómo compartir entre todos la sabiduría de los años, la fuerza de la juventud, la vital urgencia de sentir, de desprenderse del temor para tomar vuelo y explotar con intensa energía para sólo SER?

El juicio, la condena, el miedo, el vacío parecen danzar en una mente llena de pensamientos y vacua de emociones y experiencia viva. Si vivimos sólo reaccionando y respondiendo desde ese transfondo creado por incontables años, dejaremos pasar la vida para luego perdernos nuevamente en el miedo y la decepción. Cuando jóvenes tenemos sueños, esperanzas, cuando viejos solemos quedar temerosos, vacíos confundidos y a veces con un amargo sabor por la soledad. Cuando debería se el momento de más fuerza y energía el momento donde deberíamos ser capaces de decir misión cumplida levar anclas y sumergirse en el inmenso océano de lo desconocido. Dejar que la historia la cuenten otros.

Vivir no como una prueba, sino vivir intensamente, vivir sencilla pero poderosamente, vivir plenamente, abundantemente sin agarrar o retener nada, disfrutar sus regalos, disfrutar sus cambios bruscos, su carácter impredecible, vivir sin miedo porque no hay nada que temer. Quizá sea en este estado donde el ciclo de lo nuevo y lo viejo se unan como una sortija de inseparable matrimonio vida-muerte. Así la vida no será una prueba sino una experiencia rica, mágica y única.
CarDa

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