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18 de noviembre de 2009

El poder de la vida...


Desperté, el sol brillando, sentí su calor llenando mi cuerpo, una suave brisa recorrió mi rostro, las hojas se movían como en una danza mágica de bailarines entrelazados, la gente salía apurada al trabajo, los niños aún dormidos, las madres y su tremenda fuerza para sostener una familia, los padres y su búsqueda del pan, los sueños confundidos, los logros, las sonrisas en los rostros, las lágrimas en las mejillas, los gritos, y a lo lejos un pajarillo entonando su trino sin importar si alguien hacía o no eco de él. Una flor desplegando su bellaza a la vera del camino, donde nadie parecía percatarse de su delicadeza, de su color, y ella sin embargo seguía radiante y erguida al sol.

Que poderosa y mágica que es la vida, ella sigue, continúa no se detiene, no se adormece, no se silencia, ella crea y destruye, es poder, es amor, es esperanza, es alegría, es dicha, es llanto, qué privilegio estar en su corriente, qué privilegio poder levantarse para recorrer con ella los misterios de su destino.

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